Como cada año en primavera la ciudad de Burgos se cubre de un manto blanco nada agradable especialmente para las personas alérgicas. Toneladas de pelusas cubren el suelo y vuelan por los aires.
Estos “copos” proceden de los chopos o álamos, de varias especies de árboles del género Populus, estos árboles liberan su polen a finales de marzo y principios de abril, al inicio de la primavera. Lo ideal es que esa semilla también se pueda dispersar gracias al viento, y para conseguirlo forman a su alrededor lo que se denomina vilano, la famosa pelusa blanca que primero cubre las ramas y después se va volando.
Según un estudio de la UBU cada burgalés podría estar tragando en torno a 3 kilos de pelusas al año. Esta cantidad aumenta especialmente durante “el parral”. Este día ingerimos el 40% de pelusas, ya sean combinadas con bebida o con los pinchos.
Dicho estudio se realizó el pasado año 2018 instalando cámaras en algunos chopos estratégicos. En las grabaciones pudieron observar como las pelusas se introducían en el cuerpo de las personas a través de la boca, nariz y ojos. A través de complejos algoritmos se ha llegado a la conclusión que de media entran en el cuerpo de cada burgalés 3 kilos de malditas pelusas.