Los hechos sucedieron el pasado 17 de julio en el famoso bar de tapas “La Mejillonera”. Era un día como otro cualquiera en el que el trasiego de platos de calamares, chopitos, mejillones, etc. corrían a través de la barra a toda pastilla.
Los camareros acostumbran en este bar a pasar las comandas a los cocineros a grito pelao. Esta circunstancia era desconocida por un matrimonio de turistas que se disponía a pasar el día en la ciudad de Burgos para conocer sus monumentos y su gastronomía. Tuvieron la mala suerte de pedir una ración de calamares en este bar.
El camarero como de costumbre cantó la comanda a sus cocinero a grito pelao, pero esta vez sucedió algo terrible. El hombre que pidió la ración sufre de un trastorno que hace que oiga más alto que el resto de las personas. Su trastorno junto con el grito del camarero le causó un gran número de decibelios en su oído, circunstancia que hizo que su tímpano estallara.
Ahora el hombre se recupera en el hospital, y aunque haya perdido un oído aún conserva el sentido del humor, pues les ha enviado a los camareros un megáfono para que por lo menos ellos no pierdan la voz.